El Crash de 1929, 79 años después, conmoviendo las bases del capitalismo

La confianza en el sistema bancario de Estados Unidos está quebrada. Esta falta de confianza, es para el mundo un suceso poco común. Empero, no lo es para nosotros los argentinos.

Ya todos hablan de que esta crisis financiera es la peor que ha sufrido la economía mundial desde el crash de 1929. El miedo es contagioso y cualquier inversor, conforme a una pauta mínima de razonabilidad, no distinguirá las entidades bien gestionadas de las otras que los argentinos bien conocemos. Conclusión, medio mundo está sacando su dinero de bolsas, inversiones variopintas, plazos fijos, etc..

Viene a cuento una anécdota de hace unos años. Conversábamos con uno de los grandes maestros del Derecho Comercial argentino. Titular de cátedra y abogado de las grandes empresas internacionales, se nos definió como de orientación ideológica de derecha, “como todo comercialista”, se jactó. Pequeña aclaración. Lo que para el mundo es liberalismo económico, en la Argentina se interpreta desde antaño como de derecha. ¿Por qué ello es así? No tenemos la menor idea. La cuestión es que el afamado profesor subió la apuesta y nos dijo: -“Mas a la derecha mía, está la pared” (?). La conversación continuó por los cauces normales hasta que llegamos a un punto que me llamó la atención. Fue cuando profirió un sintagma que me sorprendió: “al capital hay que regularlo, porque sino todo el sistema económico se desbarranca”. Me fui pensando que, al igual que otros grandes profesores, el maestro tenía contradicciones ideológicas. A mi modo de ver, no se podía ser intervensionista y liberal al mismo tiempo y en el mismo espacio porque eso era darse de bruces contra el principio lógico de no contradicción.

La cuestión es que el sistema de supervisión financiera de Estados Unidos equivocó gravemente su rumbo al ladearse por la desregulación. Y recién ahora, entiendo a mi profesor de derecho comercial. La sofisticación financiera requiere de supervisiones de similar complejidad. “Al capital hay que controlarlo”, resuena en mi cabeza.

Siempre se nos ha advertido sobre lo inconveniente de la intervención estatal en la economía. Ahora, nada menos que Estados Unidos, acaba de nacionalizar al grupo privado AIG. Un país que propugna mercados libres, confecciona un curso de acción típico de países que intervienen en la economía, nacionalizando deuda privada, so pretexto de que, de no haberse así procedido, los daños al bien común estadounidense hubieran sido de mayor magnitud que el dispendio de dineros públicos oblado con AIG. Al fin y al cabo, el primer mundo y su capital financiera se parecen bastante a la Argentina de los últimos 25 años. ¡Cuanta razón tenía, profesor! Usted está para dar cátedra en Harvard. ¡Bah, para tanto, no!(?)