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Argentina comienza a parecerse a una República

El derecho constitucional es el que ordena al poder del estado. Estructura y compone los órganos y funciones. Organiza todo el aparato funcional del Estado. En cuanto aquí interesa, diremos que el vicepresidente de la república es el presidente del senado. Sin embargo, sólo dispone de “voto” en caso de empate (art. 57 de la Constitución Nacional), que es justamente lo que ocurrió hoy en la madrugada.

Se critica mucho la figura del vicepresidente. Se le atribuye opacidad. Sin embargo, contra el pronóstico de todos, jugó un rol fundamental en el orden institucional argentino al rechazar los impuestos de exportación al agro. En efecto, al definir una votación -empatada en 36- en el sentido negativo, el vicepresidente permitió pacificar al país y demostrar que la Argentina se parece bastante a una República cuando los resortes constitucionales funcionan. Sostengo esto, por cuanto existía una clara demanda de parte de la sociedad a la que el órgando legislativo no podía darle la espalda. Además, en las opiniones de los senadores estuvo representado todo el arco ideológico respresentativo de lo que es el pueblo argentino, lo cual suma mas legitimidad al rechazo. Por eso, el vicepresidente, al escuchar el reclamo de gran parte de la sociedad argentina, contribuyó a afianzar una democracia mas directa y menos representativa.

Algunos lo achacarán el mote de traidor. Viene a mi memoria el caso de un legislador estadounidense de la época de la independecia, que fue injuriado del mismo modo por un acto de similar cariz. Edmund G. Ross, protagonizó una acción similar a la de Cobos que John Fitzgerald Kennedy calificó como «el acto más heroico de toda la historia americana, incomparablemente más difícil que ningún gesto de valor en un campo de batalla«. En el juicio político a Johnson votó con prudencia, mesura y hasta recato. Todos esperaban que condenara al presidente. Lo absolvió porque «esas eran sus convicciones». Supo desde ese momento lo que son el ostracismo y la insidia. Pasó a ser considerado, hasta por algunos familiares y amigos, como un traidor. La historia demostró que gracias a ese acto, Estados Unidos pudo superar las luchas intestinas que los aquejaban, reconciliando al país con el sur. Esa es también la diferencia entre un estadista y un mero gobernante. Por eso, el gobierno, en vez de enojarse, debiera capitalizar políticamente el hecho de que su propio vicepresidente contribuyó a mejorar la institucionalida del país. Cosa, que por supuesto, no va a ocurrir porque desde Olivos ya se escuchan los golpes de las carteras Louis Vouitton arrojadas contra las paredes de la residencia (?)

Finalizo con un hecho histórico en un día que también lo fue para nuestro país. Se cuenta que el florentino Juan Bautista Lully, músico de Luis XIV y creador de la ópera francesa, le pidió al Rey Sol que lo ayudara, pues había caído en desgracia debido a las envidias que generaba su posición. Ambos habían compartido la pasión de la ópera y el ballet, y por eso los cortesanos temían que la influencia del músico sobre el soberano sobrepasara las partituras y el proscenio. Pero el monarca se mostró sombrío e indiferente ante la súplica de su músico.

-Yo creí que usted era mi amigo… -dijo Lully.
El rey replicó con profunda tristeza: -¡Yo no tengo amigos. El Estado soy yo!

La frase refleja la soledad del poder, cuando se tienen que tomar decisiones que regirán la vida y la muerte de decenas o miles de personas. Hoy, en Argentina, el Estado es el Vicepresidente de la Nación.